¿Me sigues?

24 mayo, 2011

Persigue tus sueños, amiga mía.

"Una foto, y otra, y otra, y otra... Ahora con cara de niña buena. Click. Ahora con cara traviesa. Click. Ahora de espaldas. Click. Ahora sonriendo. Click."
Ella adora las fotos. Adora guardar todos y cada uno de los momentos inolvidables de su vida, en fotos. Algunas sin sentido, otras preciosas, otras raras, otras un poco... Frikis.
Adoraba vestirse de forma escandalosa, coger su apreciada cámara, y sacarse un millón de fotos en todos los rincones de la ciudad.
Un millón de momentos inolvidables inmortalizados en fotos: su bautizo, su primera comunión, su primer suspenso, su primer beso, su primer novio de verdad, sus primeros tacones, la primera salida a una fiesta, su primeras lágrimas por amor, su mejor amiga de toda la vida, su habitación llena de trastos, amigos que vienen y van pero siempre se recordarán... Todo lo que significaba algo para ella, se merecía una foto. Hasta hoy.
Hoy está rompiendolas todas. Todas esas fotos que le llevó horas retocar, esas fotos que tanto significaban, están en la papelera, otras rotas por la mitad y otras en la chimenea. Muchas de ellas llenas de lágrimas, su cámara llena de polvo en un cajón y ese corcho de la pared, dónde ponía las fotos, está vacío. Ni una simple foto de DNI, nisiquiera una chincheta clavada...
+ Hola, pero... ¿¡¡Qué haces!!? ¿Estás loca? ¿Dónde están las fotos? - preguntó la mejor amiga de esta chica, que entró en la habitación justo en ese momento.
- Las he roto, tirado o quemado... Depende de cuales son las que te refieres - dijo balbuceando.
+ ¿Por qué lo has hecho? Eran todas maravillosas. Tú amor es la fotografía, ¡tu vida eran esas fotos!
- Eran... Ya no quiero sacar más fotos. Me voy a dedicar a retener los recuerdos en mi mente. No tengo talento para la fotografía, nunca lo tuve y nunca lo tendré.
+ ¿Qué no tienes talento para la fotografía? Eres la única persona que he conocido, que ha podido fotografiar sentimientos.
- ¿Sentimientos?
+ Sí. Mira esta por ejemplo. Es tu hermano, abrazado a un osito de peluche, llorando cuando se fue tu madre de viaje un mes.
- ¿Y qué? Es una foto sin sentido. Lo único que conseguí fue que se enfadara.
+ ¿¡Y qué!? ¿Me estás vacilando? ¿Qué es lo que tú ves en esa foto?
- Un niño llorando.
+ Yo veo a un chico desolado, probablemente por la pérdida o la falta de algo importante, irreemplazable. La foto me inspira tristeza, la que intenta transmitir ese niño, llorando.
- ¿Y qué? Sólo es una foto.
+ Y esta. Eres tú, abrazándome y dándome un beso en el cachete, en aquel claro donde jugábamos de pequeñas. ¿No te inspira nada?
- No. Es sólo una foto.
+ A mí me inspira felicidad. Dos mejores amigas, en un sitio realmente precioso. Me hace sentir feliz, porque veo una gran fraternidad entre ellas. Cariño mutuo.
- Sé lo que me quieres dar a entender... Pero ya no puedo. He fotografiado mil sentimientos como dices tú, pero que en esas fotos haya felicidad no significa que en mi cara la haya.
+ ¿Por qué dices eso?
- Porque una foto es una foto, y ya está. Siempre he querido guardar fuera de mi memoria todos los momentos felices, para que cuando los viera, los recordara y pudiera sonreír, pero la vida no es una simple foto, son fotos continuas, en las que cuentan de la primera a la última, y juntas, cuentan una historia. La historia de mi vida.
+ La historia de tu vida es la fotografía. Y lo sabes. No dejes escapar tu sueño. Vive y sé feliz. Hazte fotógrafa profesional.
- No puedo.
+ ¿Por qué? ¿Por qué no, eh? Si te quedas sentada, seguro que no podrás. Muévete, haz un millón de fotos y elige la que más te gusta. Haz una exposición, una página web, un blog... ¿Por qué no lo has hecho ya? Estás tardando. No persigues tu sueño ¿sabes? y eso es malo.
- ¿Por qué? No voy a perseguir nada que no vaya a conseguir.
+ ¿Acaso cuando éramos pequeñas no perseguíamos a las mariposas intentando cogerlas y no lo conseguíamos?
- Sí...
+ ¿Entonces? Ríe, llora, salta, baila, vuela, grita, corre, come, escribe, haz fotografías, mira al cielo e invéntate historias. ¡Haz lo que te de la gana! Pero persigue tu sueño, amiga mía. Por lo menos, yo, prefiero intentarlo y perder, que perder por no haberlo intentado nunca.

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