Te conocí. Confié en ti.
Me enamoré locamente.
Te hice feliz. Te lo di todo cada segundo que compartimos juntos.
Te hacía volar, soñar, reír. Te quise, te amé...
Te brindé mi cariño y mi pasión.
Te besaba como antes nadie lo había hecho. Te abrazaba fuertemente para que nunca te fueras.
Te miraba a los ojos. Te abría mi alma con sólo una mirada.
Te decía lo que sentía en cada momento. No había nada que no supieras de mí.
Te di la oportunidad de demostrarme lo que sentías.
Te lloré muchísimas veces.
Te extrañé, te necesité.
Te observé mil veces a escondidas.
Te sonreí sin ganas para no preocuparte.
Te esperé. Mucho tiempo... Demasiado.
Te pensé. Te imaginé abrazándome y diciéndome que me amabas, prometiéndome que nunca más te alejarías...
Te odié con todas mis ganas. Deseé no haberte conocido nunca.
Te volviste uno más.
Me cansé.
Te olvidé.
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