No permitas que nadie diga que eres incapaz de hacer algo, ni si quiera yo. Si tienes un sueño, debes conservarlo. Si quieres algo, sal a buscarlo, y punto. ¿Sabes?, la gente que no logra conseguir sus sueños suele decirles a los demás que tampoco cumplirán los suyos.
¿Me sigues?
02 octubre, 2011
No te enamores, no me gustaría hacerte daño.
La noche marchaba muy bien, más de lo que esperaba. Había buena música, en concreto mi tipo de música preferido: música antro y electro-merengue. Estaba muy animada, había chicos guapos, en especial un par de amigos, uno rubio y otro moreno, que me volvían loca. Me había tomado dos tequilas y un Gin Tonic, realmente me estaba volviendo loca. Me pasé dos horas mirando a la pareja de amigos y echándole sonrisitas cada vez que miraban.
- Unos de éstos va a ser mío, ya lo verás - le dije a Katia, mi amiga de toda la vida.
~ ¿Tú no puedes salir sin pensar en sexo?
- ¿Sinceramente? No. ¡¡Están demasiado buenos!! - y nos empezamos a reir a carcajadas.
Derepente, noto que me están tocando el hombro y cuando miro hacia atrás, me encuentro con unos ojos azules de mirada penetrante, una sonrisa de cine y un pelo negro brillante, como el de los anuncios de HS for Men.
+ Hola, emmm... He notado que estabas mirándonos a mi amigo y a mí, y queríamos conocerte, a ti y a tu amiga, claro.
- Mm... Hola. Sí, hemos estado mirando, sería algo imposible no mirar.
+ ¿Imposible? ¿Por qué?
- Sois realmente guapos.
+ Gracias... - dijo con los cachetes totalmente rojos y una sonrisilla nerviosa.
- Bueno, y ¿cómo os llamaís?
+ Eh, sí. Yo soy Daniel y mi amigo es Kevin, ¿y vosotras?
- Yo soy Dafne, y ésta es Katia.
+ Encantados. Em... ¿Queréis tomar algo? Os invitamos.
~ Dafne, no deberíamos de beber más... - dijo Katia, con esa preocupación de madre que me ponía de los nervios.
- ¡Shhh! Claro que sí, chicos. Vamos.
Mientras nos íbamos acercando a la barra cada uno de los chicos iba hablando con la que más le interesaba y la verdad, que Daniel no estaba nada mal. Moreno, de tez oscura, ojos azules, sonrisa bonita, culillo respingón... ¡Nada mal!
Cuando me di cuenta, Katia y Kevin estaban bailando y, yo y Daniel estábamos en la barra hablando sobre nuestra vida profesional, aunque yo prefería hablar de algún que otro tema personal...
+ ¿Y entonces te dedicas a...?
- Trabajo como diseñadora de moda, bueno... mejor dicho: intento diseñar moda, porque mi jefa me tiene frustada, no le gusta nada de lo que hago.
+ Seguro que son preciosos, ya me enseñarás uno de tus bocetos, algún día, ¿no?
- Claro que sí. Cuando quieras. Pero bueno... Hablando de algo que nos interese a los dos. ¿Tienes novia?
+ ¿Eres directa, eh? jaja. No, no tengo novia, ni nada por el estilo. Soy más bien... Liberal.
- Sí, muy directa. ¿Liberal? Me gusta.
+ ¿Ah, sí? - dijo mientras su cara se acercaba a la mía.
- Sí y mucho. Yo también soy liberal. No tengo, ni quiero novio. Sólo quiero mantener una relación esporádica de vez en cuando y ya está. Tan amigos -. Dije con una de esas sonrisas picaronas que los vuelve locos a todos.
+ Me gusta tu sonrisa.
- ¿Cómo?
+ Sí. Que me gusta tu sonrisa, es preciosa, tanto como tú.
- Em... Gracias. Yo veo en ti muchas cosas bonitas, pero no sé si lo que veo es tan bueno como lo que no puedo ver aquí.
+ ¿Quieres que nos vayamos dar una vuelta?
- ¿En tu casa o en la mía?
+ Jajaja, me gustas. En la tuya.
- ¡Katia! Me voy, te llamo mañana y te cuento.
~ Serás... ¡¡Adiós!! Llámame, ¿eh? ¡Te quiero putilla!
- ¡Y yo!
**Media hora después**
- Bueno... Esta es mi casa.
+ Querrás decir, la puerta de tu casa.
- Ya, es que antes de entrar te tengo que decir las normas.
+ Uf, esto promete.
- Bueno, sí. Estás apunto de pasar uno de los mejores momentos de tu vida, y no quiero que lo estropees, ¿vale? La primera norma es que nunca, en tu vida, menciones la palabra "amor" o cualquiera relacionada con ello, en mi casa o en un radio de 100 km, ¿vale?
+ Vale, vale.
- Y la segunda regla, la última y la más importante.
+ Dime.
- No te enamores, no me gustaría hacerte daño. Eres demasiado mono.
+ Vale. No sabía que me podrías hacer daño.
- Si me llegas a conocer alguna vez, ya verás de lo que soy capaz o no... - inmediatamente al terminar esta frase, le besé apasionadamente.
Ese beso siguió siendo apasionado hasta el final del pasillo, dónde me cogió y puse mis piernas entrelazadas alrededor de su espalda.
Realmente, será la mejor noche de su vida. Sin duda alguna.
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2 comentarios:
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Muchas gracias guapisima (L)
me alegro de que te haya gustado y sin duda contaré contigo cuando tenga un problema jiji :)
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